Francesc Marginedas defiende su Tesis Doctoral "Processing of human bodies in archaeological contexts of cannibalism"
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Francesc Marginedas defiende su Tesis Doctoral "Processing of human bodies in archaeological contexts of cannibalism"

Esta mañana, en la sala Abric Romaní del IPHES-CERCA y en el marco del Programa de Doctorado en Cuaternario y Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili, se ha celebrado el acto de defensa de la Tesis Doctoral titulada “Processing of human bodies in archaeological contexts of cannibalism”, realizada por Francesc Marginedas.

La tesis ha sido dirigida por la Dra. Palmira Saladié, investigadora del IPHES-CERCA, y el Dr. Antonio Rodríguez-Hidalgo, investigador del Instituto de Arqueología-Mérida (CSIC-Junta de Extremadura) e investigador asociado al IPHES-CERCA. El tribunal estaba compuesto por la Dra. Silvia Bello, del Natural History Museum of London, la Dra. Noemí Salas, del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH) y la Dra. Rosa Huguet, investigadora del IPHES-CERCA.

Todo el equipo del IPHES-CERCA quiere felicitar al nuevo doctor. ¡Enhorabuena!

Resumen de la Tesis Doctoral

En esta tesis doctoral se ha llevado a cabo un análisis tafonómico de tres conjuntos arqueológicos, un cráneo aislado, un conjunto subactual y datos comparativos previamente publicados de otros cuatro yacimientos. Los tres conjuntos principales presentan evidencias claras de intervención antrópica y proceden de contextos cronológicos y geográficos diversos: el Magdaleniense de Maszycka Cave (Polonia), el Neolítico de la Cueva de El Mirador (España) y la Edad del Bronce en el mismo yacimiento (nivel MIR4). El cráneo aislado procede de la Edad del Bronce de la Cueva de Txispiri (España), mientras que el conjunto subactual está formado por inhumaciones del siglo XIX localizadas en el Abric Romaní (España). A este corpus se suman cuatro conjuntos publicados previamente, de los cuales solo se han considerado los restos craneales con evidencias de canibalismo, incluyendo diferentes periodos y regiones: el Paleolítico Inferior de Gran Dolina (España), el Magdaleniense de Gough’s Cave (Reino Unido), el Neolítico de Fontbrégoua (Francia) y el Neolítico de Herxheim (Alemania).

A partir de estos materiales, la tesis se estructura en torno a tres objetivos principales: (1) analizar las evidencias de actividad humana vinculadas a contextos rituales y simbólicos, con especial atención a la elaboración de cráneos-copa; (2) desarrollar un nuevo método para identificar el uso de cuchillos metálicos en el procesamiento de cadáveres humanos durante la Edad del Bronce, mediante la detección de residuos microscópicos; y (3) estudiar dos contextos arqueológicos con evidencias de canibalismo, uno de ellos inédito (el Neolítico de la Cueva de El Mirador), con el objetivo de contextualizarlos en un marco cronológico y cultural europeo.

Para abordar estos objetivos se han aplicado diversas metodologías analíticas. El estudio de los restos craneales ha incluido el análisis de la distribución y frecuencia de marcas de corte mediante el Sistema de Información Geográfica (SIG) en los yacimientos de Gran Dolina, Gough’s Cave, Herxheim, Fontbrégoua y la Cueva de El Mirador (nivel MIR4). Asimismo, se han empleado técnicas de aprendizaje automático (machine learning) para el análisis de los planos de fractura en cráneos procedentes de MIR4, la Cueva de Txispiri y el Abric Romaní. Paralelamente, se diseñó un experimento controlado en el que se procesó un ciervo con cuchillos de cobre y bronce, con el fin de establecer parámetros de referencia. A partir de ellos, se caracterizó la composición química de micropartículas metálicas localizadas en las marcas de corte arqueológicas de MIR4.

El estudio se completa con un análisis antropológico y tafonómico de los conjuntos humanos completos de Maszycka Cave y la Cueva de El Mirador (niveles neolíticos), con el objetivo de determinar el número mínimo de individuos (NMI), estimar sus edades y documentar señales de procesamiento y consumo. En el caso de la Cueva de El Mirador, además, se realizaron dataciones por radiocarbono y análisis de isótopos de estroncio para determinar la cronología y procedencia geográfica de los individuos. Los resultados obtenidos permiten establecer patrones diferenciados según el contexto arqueológico. El análisis SIG de las marcas de corte en los cráneos revela que, en contextos con posible carga ritual (como Gough’s Cave, Herxheim, Fontbrégoua o MIR4), las marcas se concentran en áreas específicas asociadas a una limpieza intensiva del cráneo.

En contraste, en contextos sin evidencias de ritualización (como Gran Dolina), la distribución es dispersa y responde a un procesamiento funcional. De forma complementaria, el aprendizaje automático ha demostrado ser una herramienta eficaz para distinguir entre fracturación perimortem (como en MIR4) y postmortem (como en el Abric Romaní), así como para clasificar fracturas de diagnóstico incierto, como la calota de Txispiri, atribuida finalmente a procesos tafonómicos postdeposicionales. El nuevo método propuesto para la identificación de residuos metálicos en marcas de corte ha mostrado un alto potencial para su aplicación en contextos de la Edad de los Metales. En MIR4 se detectaron residuos de cobre en fragmentos craneales y en una costilla, lo que sugiere el uso del cobre en posibles manipulaciones rituales. No obstante, la escasez de estos residuos y la dificultad para discriminar entre contaminación antigua y moderna plantean retos metodológicos aún por resolver.

El conjunto magdaleniense de Maszycka Cave permitió identificar al menos diez individuos (seis adultos y cuatro subadultos). El análisis tafonómico evidencia marcas de corte y fracturación antrópica asociadas al consumo, descartando la interpretación ritual-funeraria previamente propuesta por otras investigaciones. La identificación de restos postcraneales inéditos con huellas de desollamiento, desarticulación y extracción de médula ósea refuerza la hipótesis del canibalismo. El conjunto se ha datado en torno a 18.000 cal BP.

Finalmente, en los niveles neolíticos de la Cueva de El Mirador se identificaron restos de al menos nueve individuos (tres adultos y seis subadultos), datados en el Neolítico Final (5720–5600 cal BP). Los restos se localizaron tanto en niveles in situ como mezclados con materiales pertenecientes a un enterramiento calcolítico. El análisis tafonómico revela claras evidencias de carnicería, cocción y consumo. Las dataciones de C14 sugieren un único evento de canibalismo seguido del abandono de la cueva, mientras que los isótopos de estroncio indican un posible origen local de los individuos consumidos.

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